El maltrato psicológico en la pareja es un tipo de violencia, yo diría que el más generalizado y sobre todo, el más normalizado. Es este un tipo de violencia apenas detectable, difícil de probar aunque su poder lesivo puede ser infinitamente superior al de la violencia física, mucho más obvia y donde la víctima acaba por tomar medidas para defenderse o protegerse. Es sutil, intermitente pero constante, lo que deriva en una gran dependencia emocional en quien lo sufre de la mano de una lenta, pero segura destrucción de la autoestima de la víctima. Y es este su mayor poder de agresión, la progresiva anulación de la persona maltratada quien ya duda incluso de su propio valor como ser humano. La desvalorización y la culpa son los protagonistas emocionales de un fino trabajo de distorsión de la realidad donde la persona llega a creer que lo merece, que quién la va a querer a ella y qué ese es el precio por no estar sola o por no asumir el estigma de fracaso que contiene un divorcio.
Algunas pistas para poder identificarlo son ocultar algunas cosas por miedo a la reacción despreciativa o desproporcionada del otro: temor a contradecirlo, toma decisiones por ti, accedes a tener sexo sin querer, evitas opinar en público delante de él o ella, minimiza tus logros mientras que genera culpa por los errores, ocupa el rol de madre o padre que sabe lo que es bueno para ti sin ti, organiza tu tiempo libre sin consultar, mira tu móvil, sientes tensión o miedo a equivocarte, juzga lo que haces o dices o te pones, te responsabiliza de su estado de ánimo, te aparta poco a poco de aquellas relaciones que son solo tuyas (amigos, familia), en definitiva, vas dejando de ser tú para convertirte en una especie de fantasma que intenta encajar en un presunto modelo hecho a la medida de los deseos de la otra persona. Es terrorismo íntimo.
La mayoría de los estudios epidemiológicos son concluyentes, habiendo muchas más mujeres víctimas de violencia psicológica en el contexto de las relaciones de pareja. Algunas de las conclusiones extraídas por el primer estudio sobre violencia doméstica realizado por la OMS en el año 2005 son que la violencia más habitual en la vida de las mujeres es ejercida por la pareja, superando el índice de aquellas agresiones consumadas por conocidos o extraños.
Las consecuencias del maltrato psicológico sostenido son de toda índole, ya que somete a la persona a estrés crónico, lo que propiciará la aparición de enfermedades físicas o servirá como detonante de aquellas que solo estaban en estado latente. Algunos síntomas visibles que responden a la somatización de estrés emocional son ansiedad, problemas con el sueño y/o con la alimentación, cansancio crónico, cefaleas, tristeza, apatía, depresión, consumo de psicofármacos y alto riesgo de abuso del alcohol.